martes, 8 de marzo de 2011

Una nueva esclavitud, o tan vieja como la de siempre.

En la historia del campesinado, siempre se repite el mismo esquema de explotación y vulneración de derechos, consecuencia del modelo productivo impuesto por las grandes corporaciones alimentarias hoy en día y los señoríos cuasi feudales de hace unos años.
Al propiciar términos equívocos como la promoción de modelos industriales para aportar abundancia de alimentos, intentaron (y  consiguieron) imponer un modelo agroindustrial que acaparara todas las relaciones del mercado alimentario, desde la fijación de reglas globales de producción, hasta la monopolización de las cadenas de distribución, de tal manera que imponen el monocultivo, acabando con los sistemas campesinos de posesión, usos e intercambios de semilla; buscan el control de la genética animal, integran todos los modelos de producción en todos los segmentos y acaparan cuotas muy altas de distribución de alimentos en perjuicio de los mercados locales.
Como ejemplo, los datos de 2007 sobre compañías de producción alimentaria, mostraban los peligros que corremos ante este sistema acaparador de producción. Las cinco multinacionales alimentarias más importantes, generan el 75% del comercio mundial de cereales
Los trasvases entre políticos y directivos de estas multinacionales, ha permitido esta concentración y el incremento del control mundial de la producción de alimentos. Como ejemplo valga el caso de M. Daniel Amstuzt. En 1993, era un alto cargo de la multinacional Cargill; fue nombrado representante del gobierno americano para el comercio, en el momento final de la creación del  Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT)  que abarca el comercio internacional de mercancías, previo a la creación de la Organización Mundial del Comercio. Una vez puesto en marcha ambos organismos Amstuzt, se reincorporó a Cargill.
Arthur Dunkel, coordinador del GATT desde 1980 a 1993, pasó al consejo de administración de Nestle. Michael Kantor, se fue de la Cía. Monsanto a la Secretaria de Estado del Comercio americano, y volvió a la compañía posteriormente. El comisario europeo  de comercio, Lord Brittan, dejo en 1999, sus funciones públicas y pasó al consejo de Unilever.
Otro caso a destacar es el de Kraft, que en plena crisis económica, consiguió unos beneficios en el primer semestre de 2009 de 1.487 millones de dólares. Uno de sus principales accionistas Warren Buffet, muy nombrado en los informativos, es uno de los tres hombres más ricos del mundo y asesor del Presidente Obama, al que Kraft, apoyó económicamente en su campaña a las presidenciales USA.
Los organismos antes mencionados, GATT, OMC, junto al FMI, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, han desregulado el mercado, creando en distintos países políticas agrarias enfocadas a la agroexportación, a la venta de sus materias primas como fórmula de desarrollo, interviniendo en este proceso las grandes compañías agroalimentarias, que han marginado en muchas ocasiones al campesinado nacional.
Casos ilustrativos puede ser el explosivo crecimiento de la venta de semillas de soja transgénica de Monsanto, que fomentó la expansión masiva de las plantaciones de soja de Argentina y Brasil y otros países del cono sur americano,  colonizando el mercado. Esta expansión de los monocultivos, como el descrito, auspiciados por las grandes compañías agroindustriales y no  a las catástrofes industriales como se nos quiere hacer creer, es la causa de la pobreza y las dificultades del pequeño campesinado para mantenerse y poder vivir de sus cultivos.
En todo este entramado y disfrazados de solidaridad, comienza a expandirse fundaciones como las de Bill Gates o Rockefeller, donde proponen proyectos al tercer mundo para favorecer las instalaciones de estas grandes compañías, que una vez que logran favorecer proyectos de instalación de pequeños semilleros y establecidos canales de comercialización, montando redes de productores de semillas, las grandes transnacionales las compran (o aplastan), según convengan a sus intereses.
Un claro ejemplo es la participación de la Fundación Gates, que solo en  septiembre de 2008, donó 8 millones de dólares para favorecer la entrada de Cargill y su soja en África; y ha invertido 23,1 millones de dólares en Monsanto, en pleno estallido de la crisis alimentaria que disparó el número de personas hambrientas hasta la cifra de mil millones.
Otro ejemplo de solidaridad disfrazada es la de la mencionada Monsanto. La empresa americana, donó semillas transgénicas a Haití. El gobierno Haitiano, aseguró que esta semillas no eran transgénicas y que eran solo semillas híbridas adaptadas a las condiciones climatológicas de Haití. Esta campaña, formó parte de una donación destinada a reactivar el sector agrícola tras el terremoto. Para ello según informaron, 65 mil Hectáreas habían sido beneficiadas con tractores que prepararon el suelo, fertilizantes, pesticidas y formación para los agricultores. Lo que no informaron, ni por parte de Monsanto ni de las autoridades haitianas, es que esas semillas híbridas de maíz solo podrán cumplir sus promesas de productividad y adaptación al clima haitiano, si son tratadas con herbicidas, fertilizantes y productos químicos específicos de la misma Monsanto. Esto significa que los agricultores haitianos que reciban estas semillas solo conseguirán volverlas productivas si adquieren los herbicidas y fertilizantes a Monsanto, esclavizándolos a la firma.
Además, las familias campesinas no podrán reaprovechar las semillas que broten de ese maíz, ya que una de las características de las semillas híbridas es que solo su primera generación es adecuada para la siembra. Si quisieran continuar produciendo en la próxima siembra, los campesinos tendrían que comprar nuevas semillas a Monsanto, creando así esta compañía una nueva esclavitud o difundiendo la vieja de siempre.
Podemos concluir que estas multinacionales han iniciado un nuevo proceso de acumulación capitalista extendiendo su acción a nuevos ámbitos de la agricultura, a través del control y la patente sobre la misma base de la vida; a través de la expansión de los cultivos industriales incluyendo aquellos utilizados para la producción de agrocombustibles y por último han creado  lazos con el sistema financiero controlando las cosechas futuras y creando una carrera especulativa para seguir aumentando el negocio a base de incrementar el número de personas hambrientas del mundo.

Por mas que he buscado un video en castellano no lo he encontrado en youtube. Así estamos de sensibilizados.
El articulo está extractado del cuaderno 171 de Cristianismo y Justicia

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