domingo, 27 de febrero de 2011

Libia, nosotros y Simón de Cirene.

Para poder entender mejor lo que ocurre en la actual Libia, propongo un poco de lectura para saber como se forjó toda su historia. Pero también, para saber como hemos colaborado los países occidentales a que esto se produzca.
Las primeras noticias de Libia o de los libios, arranca del uso de tropas mercenarias libias, por parte de los ejércitos del Antiguo Egipto. El carácter nómada y guerrero de los libios,  hace que Aníbal, también los contrate, contra los romanos. Su cultura estuvo un tiempo muy influenciada por griegos y fenicios. Fue provincia Romana hasta que los vándalos, expulsaron a los romanos. Fue reconquistada por al imperio Bizantino hasta que el tercer califa del Islam, Utman (644-656) se apodera de Libia y Trípoli, convirtiendo la zona en un sólido baluarte para el Islam. Gobernados sucesivamente por las dinastías de los Omeyas, de los Fatimíes y de los beréberes, las regiones históricas de Trípoli y Cirenaica fueron parcialmente conquistadas por los normandos en 1.146 que pronto las abandonaron al control de los almohades. Durante varios años fue región dominada por los piratas berberiscos hasta que el Imperio Otomano la conquistó finalmente en 1551, comandados por Solimán el Magnífico, unificando el territorio libio y asentando el poder central en Trípoli. Turquía renunció a sus derechos sobre Libia en el Tratado de Lausana de 1.912, a favor de Italia. Durante la II Guerra Mundial, Libia se convirtió en el escenario de intensas batallas en el desierto entre los ejércitos italo-germanos y las fuerzas aliadas. Después de la expulsión de las tropas italianas, en 1.943, Francia y Gran Bretaña administraron las regiones de Cirenaica y Tripolitania. Los recelos entre los países occidentales y la Unión Soviética hacen que la ONU decida dar la independencia al país dejándolo en manos de Sidi Idris, jeque de los Sanusies y emir de Cirenaica. Los Sanusíes son los miembros de una cofradía sufí fundada en La Meca en 1837, para combatir a los turcos. (Se denomina sufí, a quienes ocupan el más alto grado de realización espiritual en el camino iniciático del Islam)
El 1 de septiembre de 1969 el ala izquierdista del ejército da un golpe de estado y derroca la monarquía, aprovechando que el rey se encontraba de vacaciones en Turquía. Se instaura un Consejo Militar Revolucionario, presidido por un joven y desconocido oficial, el coronel Gaddafi, que nombra un nuevo gobierno.
Gaddafi implantó un régimen de gobierno de orientación socialista conocido como Jamahiriya. Defensor del panarabismo (ideología política perteneciente al ámbito del nacionalismo árabe, que propugna que todos los pueblos árabes sin exclusión, tanto de Asia como de África, conforman una única nación y que deben por tanto caminar hacia su unidad política)  y del Islam. Gaddafi apoyó a diversos movimientos armados que recurrieron frecuentemente al terrorismo contra países occidentales.  Estos conflictos entre Libia y los países occidentales debido principalmente por el atentado de Lockerbie   en1988, en el que murieron 270 personas, de las cuales 189 eran estadounidense. También se relacionó a Libia con la bomba que estalló en un DC-10 de la compañía francesa UTA, el 19 de septiembre de 1989, cuando sobrevolaba el desierto de Níger.  Y en1997, Libia inicia su programa nuclear secreto, lo que provocó grandes sanciones y bloqueos contra los intereses Libios en el mundo. Entre los años 1999 y 2003, y tras el reconocimiento y entrega de terroristas y el “abandono” de ciertas políticas, según demandaban las resoluciones de la ONU, las relaciones entre Gadafi y las potencias occidentales se normalizan, inaugurando las visitas de mandatarios  Jose María Aznar a Libia el 17 de Septiembre de 2003. En diciembre G.  Buch, anuncia el compromiso de Gadafi de no seguir con su programa nuclear, normalizando las relaciones. Toni Blair, visita Trípoli en 2004 al igual que el canciller alemán Schroeder, y ya un año tras otros todos los países se pliegan al reyezuelo, viajando a Libia hasta nuestro Rey. Todos plegados y haciendo la vista gorda a la falta de libertades y derechos humanos en el país, con el fin de establecer relaciones que permitieran a empresas occidentales sacar tajada de los campos petrolíferos de Libia.
Por otro lado, y en clave de política española, los devaneos de algunos grupos políticos españoles con el esperpéntico reyezuelo, ponen de manifiesto hasta donde hemos colaborado con la aberración de otorgarle el merito para seguir en el poder.
La caja fuerte del coronel Muamar el Gaddafi, dio su apoyo a la corriente andalucista representada por el PSA de Alejandro Rojas Marcos y Luis Uruñuela, toda vez que el el Cesid (centro de inteligencia unificado en 1977 por el general Manuel Gutiérrez Mellado) detectaba la presencia en Trípoli de enviados del Partido Socialista de Andalucía (PSA) para recabar el apoyo financiero del régimen de Gadafi. Recuerdo aquellos años donde se hablaba abiertamente entre la militancia del partido de esta odisea y como fluyó dinero para campañas y sedes, sin pensar en la estupidez y las consecuencias del hecho.
Tanto la izquierda como la derecha,  siempre justificó las arbitrariedades de Gadafi. Hace unos años, se recibió en Sevilla, al impresentable con una jaima y una legión de soldados y soldadas y la farándula le cantó y le bailó. Igualmente fue recibido por medio Europa y la vinculación de las empresas europeas con el criminal era evidente. Existían bancos y empresas con capital libio, que ofrecían duros a cuatro pesetas por mantener las relaciones cordiales, pero al “amigo” no solo se le respetaba, sino que se le elogiaba. Nos compró con su dinero y su petróleo. Jamás escuche a alguien con relevancia, hablar mal del dictador. Ahora cuando no nos queda más remedio que aceptar lo que era antes y ahora, nos rasgamos las vestiduras y nos acojonamos ante la marea de emigrantes que va a ocasionar el conflicto. Lloramos por el precio del Petróleo, cuando son los mismos culpables que lo encumbraron los que nos lo suben. Nos horrorizamos por el uso de las armas, cuando fuimos nosotros los que se las “vendimos”.
Y seguimos sin conocer quien está alentando el conflicto. Un conflicto, engendrado y cultivado por la miseria de intereses ajenos a la propia Libia, y para lo cual y poder entenderlo, he desarrollado su evolución histórica. Nunca en su historia se contó con el pueblo. Si se utilizó al pueblo. Se le colonizó y se le enfrentó, por simple estrategia…por simple miseria que ahora nos horroriza y nos afrenta ante nuestra responsabilidad como occidentales.
Al final nos llegará el castigo, por mirar a un lado y no querer ver la tragedia en la que vivía el pueblo Libio,
Y al meditar esto, rememoro el pasaje evangélico donde Simón de Cirene, el libio, ayuda a Jesús compartiendo el peso de la cruz y ayudándolo a llegar al Gólgota. La historia ahora sigue siendo la misma, pero con un final distinto: El pueblo libio durante años, llevó la cruz de su desarrollo impuesto para salvar las economías occidentales, pero al final quien va a su Gólgota es el mismo pueblo Libio que está siendo masacrado después de vivir en la más feroz de las dictaduras, amparada por los gobiernos occidentales, los mismos que ahora abjuran de ellos.

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